Las comunidades, salvo que estén espantosamente enfermas, tienen en su interior un tejido con articulaciones de diversos dinamismos, vocaciones, sentidos, potencias y que es en esas articulaciones donde está su riqueza. La vida asociativa pone en valor y muestra la riqueza de una comunidad.
FyD impulsa que más miembros de una comunidad, pertenezcan y participen activamente en asociaciones vecinales, organizaciones sociales de base (como los Comedores Populares) o en grupos de barrio en temas de interés compartido, porque la participación sostenida en un grupo social fortalece el tejido social. Los pequeños grupos de interés hace que las personas establezcan horarios, lugares de reunión, coordinen, se den responsabilidades, plazos, se den tareas y rindan cuentas del cumplimiento de esas tareas, debatan, expresen sus puntos de vista, se pongan de acuerdo, disientan, lleguen a consensos.
La cultura democrática se construye cuando la gente aprende que convivir, aprende la importancia de la distribución de tareas y responsabilidades para que la comunidad progrese y mejore su calidad de vida.